Avaricia: ¿Cuántos datos quieres obtener de tu consumidor?
En el mundo digital actual gozamos de una inmensa cantidad de información gratuita, noticias de los más renombrados medios, juegos adictivos y gratuitos en nuestros dispositivos móviles, horas de contenido de audio y video generados por los mismos usuarios, desde youtubers hasta grandes marcas. Gozamos de almacenaje en todas las nubes, de aplicaciones que nos permiten estar conectados con nuestros amigos, de generar cientos de álbumes fotográficos y un largo etcétera.
Todo esto es “gratis” pero no necesariamente sin costo. En realidad todo tiene un precio; si bien hace décadas pagábamos el contenido televisivo al inevitablemente tener que presenciar los cortes comerciales, en el mundo digital opera la misma lógica: ofrecemos nuestra atención y datos personales a los nuevos anunciantes.
Mientras lo que recibamos sea proporcional a su costo, podemos contar con el servicio durante el tiempo que el equilibrio se mantenga, sin embargo, si el equilibrio se pierde hacia cualquiera de los lados, sea que recibamos más de lo que pagamos (mal negocio para el proveedor) o que recibamos muy poco por lo que paguemos (mal para el usuario), seguramente encontraremos otras opciones.
Avaricia dentro de las apps.
Las apps de iniciativas de marketing deben servir al consumidor y al final de ello deben arrojar buenos resultados de negocio para las marcas pero obligar a que el usuario nos dé sus datos personales y que la aplicación solicite el permiso para acceder a sus fotos, a su ubicación y su micrófono, todo a la vez, resultará en consumidores preocupados por el poco respeto a la privacidad de sus datos que terminarán por abandonar la app en el primer intento.
El WSJ publicó recientemente un artículo sobre lo que resulta más molesto a los usuarios en las aplicaciones, en el cual se enlistan varios puntos que me parecen reveladores :
- Primero necesitamos tu e-mail.
- Dános más gigabytes.
- Las apps deberían dejar de seguirnos
El concepto en común de estos puntos es el respeto al usuario. Respeto en cuanto a privacidad, reciprocidad en el almacenamiento y el uso de sus datos. En el artículo se hace énfasis en el manejo de los ajustes de privacidad de las apps pero, honestamente ¿quién ha dedicado cierto tiempo a desactivarlos? En el peor de los casos ¡las apps no corren si no les permitimos acceder a nuestra ubicación! ¿Qué utilidad podría tener para una app de dibujo conocer en dónde nos encontramos?
Según un reporte de Pew Internet sobre los permisos de las apps en Google Play:
- 30% de los permisos que puede solicitar una app de Android para ejecutarse solicitan el acceso a algún tipo de información personal.
- 60% de los usuarios decidieron no instalar una app cuando descubrieron la cantidad de información personal que la app solicitaba.
- 24% de las apps en Google Pay requieren monitorear la ubicación precisa del usuario de la app.
- El promedio de permisos solicitados al usuario por una app es de 5.
El artículo de Pew también menciona que las apps pertenecientes a la categoría de comunicaciones y negocios son las que requieren la mayor cantidad de permisos autorizados por el usuario .
Tomando en cuenta que según los datos recabados por la consultora The CIU en su reporte: Evolución del Mercado de Smartphones en México en 2015, los teléfonos inteligentes alcanzaron un coeficiente de 71.6%, superando todo pronóstico. Esto equivale a 76.4 millones de dispositivos en funcionamiento y representa un crecimiento anual de 43.2%. Para 2016 se espera que representen el 81.5% del total de líneas.
Desde nuestro papel como marca o desarrolladores debemos preguntarnos ¿queremos perder a un 60% de usuarios que presionan CANCELAR al momento de instalar una app por sentirla invasiva? ¿Vale la pena el riesgo? ¿Anhelamos tanto esa cantidad de datos (BIG DATA) que perdemos el objetivo de nuestra app? ¿Qué haremos con esos datos acumulados?
Podría parecerle al desarrollador que los usuarios sólo decimos que sí a todo lo que un proveedor nos pregunta al momento de generar su brief de trabajo, y que por cada una de las características del desarrollo va palomeando todo, como agregando más accesorios a un auto.
¿Qué podemos hacer?
En primer lugar, dejar en claro el beneficio que el usuario obtendrá al compartir su información, no sólo en los acuerdos de privacidad en nuestro sitio web (obligados por ley), sino incluso en una pequeña nota explicativa en la propia app; respetar las normas de privacidad dice mucho de nuestra marca. No podemos tirar de la mesa a los usuarios que no dan clic a “ACEPTAR” de manera compulsiva o inconsciente.
En segundo lugar, debemos fijar y enfocarnos en los objetivos de la app y sólo en ellos. Luego comunicarlos claramente. Si nosotros no los entendemos ¿por qué el usuario tendría que adivinarlos y estar dispuesto a participar?
Tres consejos contra la avaricia:
- Definición total por parte del desarrollador de los objetivos que se persiguen en cuanto a manejo de datos
- Respeto a los objetivos e intereses del usuario para usar la app
- Claridad en la comunicación de la misma, generando así el círculo virtuoso de nuestra app.